Perfil

Me encanta mi trabajo, es como una afición, ¡pero me pagan! Imaginad que os pagasen por jugar a videojuegos o por dar vuestra opinión sobre la comida de los restaurantes. Pues a mí me pagan por hacer lo que más me gusta. Ir al campo, pasear en la naturaleza, hacer dibujos de lo que veo, coleccionar muestras que me parecen curiosas. Luego solo hay que analizarlas en el laboratorio y al final, cuando acabas los análisis quedas con los amigos para comentar los resultados mientras nos tomamos algo en un bar de una ciudad en extranjero. Mola mucho ¿o no?

Por supuesto es un trabajo, y a veces toca hacer algunas cosas que no me gustan tanto, como los papeleos y la gestión, pero de eso no te libras nunca, en ningún trabajo, es lo malo de hacerse mayor.

Lo único que no me gusta en realidad es que mi trabajo es bastante precario y nunca sabes cuánto tiempo te va a durar. Aunque teniendo en cuenta la situación de hoy en día, parece que es común a casi todos los trabajos, desgraciadamente.

Prefiero contaros como es el año típico, porque en Geología los días típicos son muchos.

Lo normal es pasar casi un mes del año en el campo, allí observas, tomas notas de lo que ves, de cómo son las rocas y qué tipo de rocas -¿vienen de un volcán o de un río?-, cómo es el paisaje, cómo se relacionan entre sí los ríos, los glaciares y las rocas… También tomas muestras para analizarlas, a veces rocas, o fósiles o de agua. A los geólogos nos interesa saber qué fósiles hay, para saber cómo eran los seres vivos del pasado, cuáles son los minerales y su composición química, para entender cómo se forman las rocas, y qué propiedades físicas tienen, que nos dicen cuál es la historia de la roca. Cuando vas de campo muy lejos sueles pasar varios días seguidos, por lo menos 10. Yo he trabajado en Irlanda y en Irán y es muy duro estar 15 días trabajando más de 12 horas al día, pero también es muy divertido. Aquí os dejo unas fotos de Irán:

Ese soy yo cogiendo muestras con un taladro de roca

Y aquí posando con una roca metamórfica, haciéndome el guay.

Y finalmente descansando un rato en una cascada mientras como un poco de sandía, que ¡en Irán son estupendas!

Otras veces he ido a coger muestras más cerca, a los Pirineos, a Toledo, Teruel o Salamanca:

Pirineos

 Pirineos

Salamanca

Portugal

Teruel

Cuando vuelves del campo te toca analizar las muestras, hacer experimentos con ellas. Después una vez tienes resultados juntas las observaciones del campo con los análisis y te preparas para las conclusiones. Esta es la parte más dura, en realidad, ¡porque hay que pensar mucho! Pero también es la más satisfactioria, porque es cuando descubres cosas nuevas.

Mi proyecto con los 500 euros es desarrollar un sismómetro y laboratorio de tectónica con la ayuda de un par de compañeros. Mi idea es que sea barato y fiable, de manera que se pueda hacer lo mismo en los institutos con poco dinero y se pueda enseñar a los alumnos las vibraciones causadas por terremotos lejanos.

El laboratorio también incluirá una caja para simulaciones de deformación de rocas en las que los estudiantes podréis ver en vivo y en experimentos que duran unas pocas horas cómo se deforman las rocas a lo largo de millones de años. ¡Es genial!

Para poder hacerlo usaré Raspberry Pi (un pequeño ordenador que cuesta solo 50 euros) y unos kits arduino, además de unos aparatitos llamados geófonos que sirven para detectar los terremotos. También necesitaré una caja con paredes móviles y un pequeño motor para deformar arena de colores o plastilina. Los laboratorios de geología son un poco como pre-escolar, ¡pero son ciencia!